sábado, 29 de septiembre de 2012

¡Vergüenza! ¡Vergüenza! ¡Vergüenza! ....

La realidad se transforma en pequeños cambios. Y los cambios se acumulan poco a poco hasta tal cantidad que alcanza una magnitud que la muta en cualidad. Ya no es lo mismo antes que después. Los procesos graduales, analógicos desde la biografía personal, saltan de nivel en el tiempo social. Y lo que era una democracia deja de comportarse como tal. Donde había libertad ahora hay desprecio. Como en el caso de las vertientes hidrográficas, las cosas pasaban y vertían aún al mar democrático. Un poco más allá, en la divisoria de pendientes, basta un centímetro para que todas las gotas de la lluvia viertan y se dirijan en la pendiente de la autocracia. Es difícil saber donde está exactamente una divisoria de vertientes, cuando hablamos de la historia de una sociedad. En España, la vertiente principal se inclinaba hacia la democracia. Y así se creía.
El ministro del interior dice que la intervención de la policía fue magnífica. Asaltaron una estación de ferrocarril, sin necesidad. Arrasaron, acosaron y golpearon sin ton ni son. Fue una intervención magnífica.
Acostumbraba a pensar que vivía en democracia. Ya no lo se. La imagen del señor abrazando al joven y gritando con pánico y angustia, mecánicamente: "Vergüenza" es estremecedora. Evoca a una especie de "Pietà" intergeneracional, donde los mayores abrazan a una juventud apaleada por los poderes económicos y políticos. Con desesperación. Es la impotencia del que vive la injusticia y la sinrazón. De alguien que aún tiene vergüenza y cree que eso puede ofender a quien no la tiene. Y es verdad. Toda la verdad y nada más que la verdad. A los españoles nos hubiese ido magnífico si quienes debían, hubiese tenido un poco de vergüenza. La policía aquí, está realmente en papel agente. No era personal. Era claramente profesional. Lo avala el ministro. Y eso es aún peor que un error de cálculo. Un error se disculpa.


Cuesta reconocer donde vivimos los españoles.  El mejor resumen se puede ver en este vídeo. La divisoria de pendiente está en el minuto: 7,10

Carga policial en Atocha (25/09/2012)




Eso sí. Hoy escucho en la radio del gobierno un estudio absurdo de El Cano, donde explican que la marca "España" se vende bien en el extranjero y muy mal en el interior. A los españoles nos envía a psicoterapia. No vamos a ganar para transporte, si cuando salgamos de la fisioterapia donde nos envía la policía, debemos ir a la psicoterapia donde nos manda el Real Instituto El Cano. Y me da que no. Por remitirnos al especialista la autoridad política y académica no tendremos descuento en ambulancias. Solamente en los viajes a comisaría y si llevamos tortas. Como en la canción de los payasos de la tele. No estos que entraron ahora. Los de antes con Franco.









Nihil Obstat


La derecha conservadora continúa escribiendo nuestro futuro en fascículos. Nada importante si esos fascículos no se publicaran en el BOE. Y nada se opone a su publicación. Nada se opone a su ejecución. Ya saben hasta dónde pueden llegar: hasta el infinito y más allá. Los dueños del capital son los amos. Atornillan gobiernos y sociedades. Atornillan y atornillan y por más que aprietan, más ajustan. Aunque se pasen de rosca, los políticos les hacen la rosca y continúan enroscando. ¿Podremos volver al diagnóstico de Marx para entender la realidad o dejamos que todo parezca nuevo y le damos otro nombre, de forma que diciendo lo mismo no sea sospechoso de haberse dicho antes y por eso mismo no se les quede cara de bobos a los científicos sociales de la sopa boba?. Sobre todo cuando la famosa “mano invisible” de la economía y parte de la representación política de la soberanía popular se han revelado públicamente como una gusanera de desidia, abandono y corrupción. Con rostro, nombres y número de causa propios. Que sutíl la diferencia entre consenso y componenda.
Hay que comenzar a admitirlo. Estas crisis son de transición de sistema y expresan, entre otras cosas, el agotamiento de los modos de legitimación que requería el capitalismo de ámbito estatal. Entramos en los límites del sistema y todo está fuera de quicio. La sociedad postindustrial con un sector de servicios derrumbado. La sociedad de consumo sin consumo. La sociedad de la información absolutamente desinformada. La sociedad red como el chiste que siempre fue. Podríamos seguir, pero baste decir que entre las últimas novedades está, ¡ah claro!, la sociedad del riesgo. Más que teorías del cambio social eran las teorías que excretaba el cambio social. Efectos intelectuales colaterales. Siempre a remolque. Siempre detrás pero con la mano por delante. Y en el lado obscuro de la luna, el análisis que realmente ayudaba a entender la realidad desprestigiado y marginado. Las Ciencias Sociales que regresaron en los años 50 de su exilio en los USA eran doblemente instrumentales. Venían con su caja de herramientas pero sobre todo y ante todo, con su poder de legitimación. Cuando la reunificación alemana, entre lo primero que hicieron fue depurar las Ciencias Sociales de marxistas y exportar misioneros académicos de la Alemania Occidental para que explicaran como era de verdad la verdad. Que prisas. Ahora los economistas levantan banderas en inglés para defender la Cataluña cañí de Peret. Menudo número.

Las identidades sociales cada vez más borrosas y quebradas, el poder deslegitimado y la incertidumbre desbocada. “Las grandes crisis producen grandes hombres” dijo John F. Kennedy. No sé si grandes, pero entramos en tiempos de carismas a lo Max Weber. Da la impresión que serán carismas encauzados como paso previo a desbocar la historia. Es decir, insertados en un populismo que dará sus primeros pasos dentro de la institucionalidad establecida. Después querrá transformarla. Pero no solo el populismo. También tenemos los nacionalismos exacerbados, sean del ámbito que sean, que transforman en sagrado todo lo que tocan. Hay tantos modos de fabricar carisma. Hegel-Marx-Kennedy apoyan el surgimiento del carisma en la necesidad de adoración e irracionalidad de determinadas épocas. Los sueños fracasados se curan dando patadas a los demás. Y lo mejor para superar las contradicciones entre los deseos y la realidad es dar gritos. Es una constante histórica. “Johnny, la gente está muy loca”. Pues espera un poco más que se están comiendo el tarro de las esencias.

Si se pide el rescate se dañará la “marca España”. ¿De verdad que dijo tal Rubalcaba?. Me cuesta creer lo que me cuesta creerlo. (Nota mental: hacérmelo mirar. Hoy en día todo se puede creer. Como que dimita dinamita Aguirre y se suceda a sí misma con otra cara. ¿Será posible la reencarnación en vida?). En los discursos se aprecia un salto cualitativo. Ya no se habla de españoles. Se habla de España. ¿No lo han notado? Hacer lo mejor para España. Cuando se habla de España, que tiemblen los españoles. Todo por España. O por Cataluña. O por Villanueva de. Será por Villanuevas. Siempre hay una Villanueva por la que dar la vida propia y la de los demás. Es lo malo de los carismas y todo lo sagrado. Que tarde o temprano alguien se pone a romper crismas. Algunos políticos operan como si estuvieran solos. Pero hay alguien más. Y está escuchando todo con mucha atención. El símbolo ya ha hablado claro. ¿Otra vez los años 20 del siglo XX en versión siglo XXI? Cualquier cosa en este delante para atrás. Aquí todo funciona reversible: un conflicto lleva a una economía de guerra y una economía de guerra a … 

Escucho con atención a O. I. Propone que Gallardón está en proceso de refundación. Cuadra. Este Gallardón preBeccaria confirma que quieren ir para atrás. Terminaremos dando latigazos al mar como castigo por los ahogados. Y qué decir de las condenas perpetuas revisables. Me asaltan dudas. ¿Creerán los psiquiatras forenses en San Pablo? ¿Puede caerse del jaco un preso en una celda sin ser toxicómano? No se. Como que no lo veo claro. Le preguntaré a Gallardón ministro cuando le encuentre y despues se lo cuento.

Por lo demás todo se simplifica: la derecha ya no es conservadora, es retrógrada. Los capitalistas han dejado de jugar al escondite y lo quieren todo ya, sin más trámites. La policia se ocupa del orden público. La iglesia católica quiere volver al Estado con pleno derecho. Dentro de poco oiremos que “una cosa es libertad y otra libertinaje”. La vieja derecha de siempre, que tan mal le sienta a los españoles y tan bien a España. Que mal rollito.

Soberanía popular


Hemos pasado del “vaya, vaya aquí no hay playa” al “valla, valla, valla ahí detrás está el Congreso”. Rodeado durante días por un mar de vallas y vayas. Físicos y conceptuales. Porque vaya con las cosas de algunos diputados y diputadas. Y claro, los vaya terminan en valla. Son las leyes de la fonética y qué se le va a hacer. Si inicias el sendero de vayas y continúas por el de vallas azules, poco antes de llegar hasta el arco iris de Chueca, encontrarás una olla llena, llena de diputados electos por el pueblo para que les represente allí dentro a escondidas. A escondidas he de hablarte y representarte, a escondidas. Lo peor de todo es que la frase anterior parece demagógica. Mira que recordar para que se eligió a los diputados.
Por cierto, andan molestos muchos reputados de que los ciudadanos les pidan cuentas. A ellos. Y ellos qué saben. Que le pregunten al partido. La mayoría son figurantes listados para moverse por los pasillos, llenar el pleno y poner banda sonora al hemiciclo. En ocasiones, las palabras basta con escucharlas. Hemiciclo. Del griego, “mitad del circulo”. Qué gran verdad llamar al contenido por el continente. Ya estaba claro que sólo se representaban formalmente 180 grados del horizonte social. La mirada de la clase media y nacionalistas. Ahora cada vez menos, diría yo, si atendemos y oímos a los ángulos muertos; los ángulos ciegos. La sociedad que no ven. La sociedad que no les ve. Como mucho, atendiendo al ángulo ideológico entre izquierda y derecha, el hemiciclo es de 40 grados. Son las cosas del consenso y ese norte magnético que tanto tiempo ha marcado el poder económico. Algunos políticos, poco a poco, se magnetizaron por el roce con el dinero fácil y, como las agujas de una brújula, giraron buscando su guía natural. Por eso, lo más que logran es ser retóricamente oblicuos entre ellos. Y por supuesto, muy obtusos para los demás. No parece haber mucha amplitud de miras en nuestra política. No es de ahora. Ya viene de atrás.

Si es digno de verse como se blindan los ciudadanos contra sí mismos en el Parlamento, más lo es ver cómo se ensimisman cada vez más en las calles. Es consecuencia de que ahora más que nunca impera la voluntad popular. Así usted puede ver un grupo de funcionarios ensimismados cortar calles. Otro grupo de mineros ensimismados marchar hacia Madrid. Multitud de jóvenes ensimismados gritar “le llaman democracia y no lo es”. Con tanto ensimismamiento y tan poco pensar en el interés general, no sé a qué nivel de desempleo y desahucios vamos a llegar. No como hacen, y corresponde, a muchos políticos de ‘pro’, que con tanto ‘pro’ nos tienen a todos de popa y retro. Como enfatizaba Martínez Pujalte, en una parodia de su personaje en “El Jueves”: aquí en el Congreso reside la soberanía popular. Y cierto es. Con la mayoría absoluta de los populares en las últimas generales, están haciendo su soberana voluntad. O, siendo en propiedad una monarquía parlamentaria, su real gana. Como en los tiempos del “mire usted”, hoy en día el Congreso es la sede absoluta de la soberanía popular.

Y hablando de soberanía, es admirable lo bien mandados que son los políticos de derechas con mando en plaza. Antes se lo reprochaban al Gobierno llamado socialista. Ahora es la excusa del Gobierno llamado popular. “Llamé al BCE y no me oyó. Pues que sus puertas me cierran, de mi paso por el Euro responda Merkel y no yo”. Queríamos pensar, aunque sabíamos la realidad, que esto era amor. Amor europeo sentido por esta apartada orilla. De eso que los cursis de USA llaman amor verdadero. Por eso, en la moneda única íbamos en gananciales. Otros, como los británicos, siempre han sido pareja de hecho, con separación de bienes. Tenían claro que cohabitaban en un matrimonio de conveniencia. Y ya disfrutan lo que mucho querían: la política exterior de la UE. Ahora se financia el Norte con la crisis de deuda del Sur. Y si te vi no me acuerdo. A nadie extrañe que las clases medias terminen en la de Shakespeare (Hamlet, acto tercero, escena primera).

“¡Ser, o no ser, es la cuestión!—¿Qué debe
más dignamente optar el alma noble
entre sufrir de la fortuna impía
el porfiador rigor, o rebelarse
contra un mar de desdichas, y afrontándolo
desaparecer con ellas?”

Es el “¿qué hacemos?” de la clase media descendente: sufrir para continuar siendo lo que querían o rebelarse contra tanta desdicha y desaparecer. Parecer ser o perecer, ese es el dilema. Las consecuencias son obvias: desaparecen las clases medias y se desvanece la democracia tal y como la queremos. 

Está de moda. “Me he equivocado-Lo siento-No volverá a suceder”. Andrea Fabra, hay que joderse, va y dice lo que siente. No lo que piensa sobre los desempleados. Pensar es mucho suponer. Con lo mal pagado que está pensar. Incluso te pueden confundir con una indignada. Ya intuíamos que se inauguraba una nueva época con un nuevo encanto. Con palabras mágicas que se suman a las existentes: ‘Abracadabra recalificación’, ‘achilipú factura al cajón’, ‘amiguito del alma toma comisión’, ‘tú más’, ‘sobrecoste y chimpún’, ‘herencia recibida y olé’, y tantas otras habituales en la jerga política. Al menos valenciana, que es el dialecto político que más escucho y menos atiendo.

Ruiz-Gallardón continúa revuelto con la ascendencia y a vueltas con la descendencia. Ya reconoció públicamente a Fraga como su padre putativo, políticamente hablando, y ciertamente ese ‘Pater Putativus’ tiene sobre su descendiente un gran ascendente. Con tantos padres (propios y putativos) no le faltan razones para interesarse por toda madre-mujer. Ahora le ocupan y preocupan los fetos con malformaciones físicas. Las malformaciones democráticas, que son de mayor interés público y actualidad no le interesan tanto. Pero como notario mayor del reino está empeñado no sólo en dar fe, sino también en repartirla. Yo le comprendo y le animo que continúe con su vocación y esfuerzo en lugares más altos. Altares creo que les llaman.

Por último, ya han llegado señales del otro mundo y habrá que estar al qué. Lagarde señala que vamos demasiado rápidos con la tijera social. Draghi, advierte que los contribuyentes españoles ya han sufrido y pagado bastante y que alguien (financieramente hablando) debe asumir pérdidas. Eso allí fuera. Dentro las esquizofrenias gubernamentales van a más. A) Alonso dice: “no nos pueden rescatar. Somos demasiado grandes”. B) Montoro dice: “debemos hacer todo lo posible para evitar que nos rescaten”. C) Soria dice: “ya hemos hecho todo lo que nos podían pedir de habernos rescatado”. Montoro y Alonso son tal para cual: una contradicción entre elementos. Más interesa Soria, al confirmar lo que ya sospechábamos. Supuestamente para evitar que nos rescaten, el PP ha hecho -y mucho más- de lo que nos harían si nos rescataran: subir IVA, reducir la protección social, quitar vacaciones, bajar sueldos, despedir, privatizar, cobrar medicinas y más y más... Dando por descontado que no les importamos más allá del voto (no lo hicieron antes y menos ahora). ¿Podemos preguntarnos a quién protegen evitando el rescate? Ya sabemos a que nos machacan con la amenaza de un rescate imposible y con condiciones ya cumplidas. ¿Hay algún poder económico o político que quede al descubierto con un rescate? ¿Cuánto de resistir la derecha en el Gobierno hay tras tanto destrozo democrático y social? Si las consecuencias del rescate son justo las que estamos viviendo, Soria ‘dixit’, ¿De qué va esto? Por lo que toca al pundonor español, que nos rescaten. Al menos nos ahorraremos pagar al siete y medio lo que los Bancos pagarán a la de tres. Y sobre todo, nos ahorraremos el sufrimiento inútil que nos espera por salvarle la cara a muchos políticos. Precisamente por su desgobernado Gobierno.

La vie in rouge


De repente se encuentra abrazando a un extraño y no es una canción de Sinatra. La final con Italia nos volvió cuadrúpedos por dos días. Es realmente emocionante. Ya tenemos algo de lo que podemos “fardar”. Aunque en realidad, gracias a la actividad sonrojante del Gobierno, sea más una “minifarda” que otra cosa. Y nos devuelve a la esencia, Manolo Escobar y los toros. No me gusta que al Consejo de Ministros te pongas la “minifarda”. De poco sirve. Son cortitos de democracia y con lo que recortan, más que falda será cinturón. En este mundo desquiciado cantamos “que viva España”, canción compuesta por unos belgas de la época de Balduino con Fabiola, Albano con Romina y Franco con Carmen Polo. Por cierto, gran éxito en Alemania, tanto la canción como el coche del pueblo. Pero en fin, la alegría ha sido reina por dos días. No da para más.
Los físicos están a vueltas con la antimateria. Los científicos sociales estamos revueltos con la antipolítica como fundamento de la democracia. Ya lo dijimos: cuánto oximorón. Guindos dice que crecemos negativamente. ¿Decrecemos? Nunca. Avanzamos sobre nuestra retaguardia. Un alma cándida y candidata socialista en su ocasión, pide que si el PSOE dejó de ser de izquierdas que se lo diga, ‘please’. ¿Está el enemigo? Que se ponga. De vez en cuando aparece algún emulador de Gila. Al mensaje le llegará todo tipo de acuse, menos el de recibo. Que cara y cruz.

Un hijo de la Gran Bretaña vuelve a meter el remo. No para alejarse remando, que también quisieran referéndum mediante. Para ir pateando caras griegas y demás. En Gran Bretaña cada vez es más evidente que han dejado marchar el barco europeo. ¿Volverán? Nunca estuvieron. Ahora solo buscan socios para mantenerlo varado en las playas del “ni fu ni fa”. 

Vienen tiempos difíciles, empeorados por el hombre del tiempo. El ínclito Wert sentencia: “una selectividad donde aprueban casi todos no es selectividad”. Aún no sé cómo llega a esa conclusión. Un Gobierno donde cualquiera puede ser ministro tampoco es un Gobierno. Y así le llamamos después de recibir la llamada de la selva. Calidad predico… Lo mejor para el ahorro es dejar solamente dos ministros: Montoro y Guindos. Todos los demás son unos mandados que bailan por el cargo mientras se cargan España por encargo. Te hacen sentir vergüenza ajena verles tan ajenos a la vergüenza. En fin, en tres semanas hablaremos del Gobierno.

Savoir Faire


¿Recuerdan en el Gobierno de Zapatero, cuando la prensa alemana criticó a las ministras por su buen vestir? Ataque de género, clamaron la regenta y su corte. Escribimos en esta página que también, pero no. El “papá ya soy ministra” era la pólvora, pero la bala estaba en otra parte. Y llegó “al tiro” que se dice en Chile. Fue “un manotazo duro, un golpe helado” en la caliente España de pelotazo y compraventa. Y por supuesto en el Gobierno paritario de entonces. (Y no va con segundas aunque podría). Qué les puedo decir. Está por estudiar, si es que queda alguien en las universidades después del decreto, la hibridación ideológica entre calvinismo y capicomunismo que demuestra la política europea alemana. Desde esa óptica, en Grecia, España, Portugal y la católica Irlanda, estamos como estamos por nuestros errores pasados. Y estos errores muestran claramente que estamos condenados. En España no trabajamos lo suficiente ni nos esforzamos. No hay disciplina y sacrifico. Todo eso demuestra que seguimos un camino de perdición. Por orgullosos y parranderos. (¡Que viva México!). Podríamos recordarles, como canta la canción, que “Cuando nos conocimos te dije que yo era parrandero. Y tú me contestaste –“no me importa, yo así te quiero”-. Y venían de turismo y residencia a la fiesta, la tapa y el “yesverywell”. El sol y la famosa, y añorada, calidad de vida. ¡Qué tiempos los de la movida promovida! Leo que en exteriores están con la marca España. No se esfuercen que va a ser peor. Para el norte de Europa esto es Hawái-Bombay. Y cada vez más lo segundo que lo primero.
Parte segunda, acto tercero, escena segunda. Lugar despacho para teleconferencias. Sábado por la tarde (gorrioncillo que melancolía). Le dice la estatua europea a Don Juan de Guindos (en versión Zorrilla y no va con segundas aunque podría) “un punto de contrición da a un alma salvación y ese punto aún te lo dan”. Y lo cogió al punto. Después la fastidiaron y la prima repuntó. Los católicos saben que te pueden rescatar en el último suspiro. Lo malo es que para los calvinistas modernizados la contrición de “last minute”, como que no les va. Y menos light. Esto va de “polvo, sudor y hierro” (Manuel Machado). Dentro de poco nos pedirán la del Cid. Es decir, una machada. Ya verán y oirán las campanadas llamando arrebatadamente a patria. 

Y no es por no ir. Pero ir para nada es tontería. Mientras nieguen la mayor. Lagarde lo dijo, y se puede decir más claro pero no más alto (Directora gerente del FMI es lo más), la política busca la confianza de los mercados. Pero es que los mercados no son de fiar. Repetimos, aunque a mí no me daban dos: los mercados no son de fiar. Y están entre el fío y el desafío y da igual lo que les des. A eso se suma el ‘show’ de los hombres que miraban fijamente a las Cajas. Consejeros creo que se llaman por aquello de “consejos vendo que para mi no tengo”. Explicado en breve. Acordaron comerse las uvas una a una, alternativamente. El ciego golpea en la cabeza al lazarillo por no cumplir lo acordado. El lazarillo protesta. ¿Cómo lo sabe? Porque me las empecé a comer de dos en dos y tu no protestabas. Es la historia de los consejos de las Cajas. Lo que sucede es que no eran uvas contadas, y las cogían a puñados con los ojos cerrados a cuántas cogían los demás. Nadie se quejaba, porque todos cogían llanamente a manos llenas. Antes de irse arrearon con el vino para hacer el camino. El supervisor no estaba ciego, pero miraba para otro lado recomendando que se controlaran los salarios y flexibilizaran los contratos. 

Tengo una mala noticia para los políticos: esto no se va a solucionar por sí solo. Tampoco podrán esconder su ineptitud bajo la alfombra del secreto. Que le pregunten al de la semana caribeña. Alonso dice con desparpajo pero sin aplomo (a la solicitud de explicaciones en el Congreso que hacía la izquierda) “Me alegra que a la tercera hayan encontrado la forma correcta para pedir su comparecencia”. Léase, la forma que obliga. Y eso que aquí nos ha traído el natural “laissez faire et laissez passer” que caracteriza a los políticos españoles; siempre que sea el dinero de todos, claro. Mal rollito. Empiezan a ir de perdidos al río y de para lo que me queda en el convento. ¿A que me recuerda esto…?