viernes, 18 de mayo de 2018

Esta casa será una ruina


Recuerdo una historia que, en mi memoria, atribuyo a Leonardo Sciascia. Esta ya no es lo que quiso ser, por lo que le pido que deje en reserva la autoría.  
El profesor llegaba todos los días de cada año en bicicleta a la facultad. Lluvia, sol, ventoso o nevado, allí llegaba en hora. El acceso de la facultad gozaba de una preciosa escalinata de quince peldaños, que ascendía airosa desde la acera hasta la puerta. Sin embargo, la escalera daba al professore poca fatiga. Día tras día desde el primer día, el conserje bajaba sonriente y saludando al professore cogía en volandas la bicicleta y entre bromas y cortesías, la llevaba hasta el ascensor.
Un día, el cuñado del professore estaba de visita en la ciudad y, como capricho, le dejó su nuevo deportivo rojo para que lo usase mientras en su casa de invitado estuviera. El professore condujo divertido y ufano el deportivo hasta la facultad, aparcó y subió las escaleras feliz y excitado por la experiencia descapotada. Saludando como siempre al conserje, tomó el ascensor.
Al día siguiente, ya de vuelta a la normalidad, el professore llegó como siempre a la facultad en su bicicleta. Esta vez, sorprendente, el conserje no estaba allí para ayudarle simpático con la carga. Por el contrario, observó como le miraba impertérrito desde la puerta. Algo tímido, el professore sintió la necesidad de explicar que el deportivo no era suyo. Que era de su cuñado. Que se lo prestó para dar una vuelta ese día. Nunca más el conserje le volvió a ayudar con la bicicleta.
Pues eso.
También, no sé por qué, vuelve a la mente una canción.  Esta es la letra. Un poema de Carlos Puebla.

SOY DEL PUEBLO

Yo canto porque el presente
no es de pena ni es de llanto,
por eso es que cuando canto,
canto lo que el pueblo siente.
Soy del pueblo,
pueblo soy,
y adonde me lleva el pueblo
voy.
Como cantar es mi oficio
yo canto el esfuerzo duro
de construir el futuro
con alegre sacrificio.
Por el pueblo voy pasando
y oyendo su sentimiento,
lo recojo, y al momento,
se lo devuelvo cantando.
Lo poco que doy lo ofrezco
con alegría y encanto
al pueblo le doy mi canto
porque al pueblo pertenezco.
Con alegría serena
canto lo que el pueblo siente
y canto porque el presente
no es de llanto ni es de pena

Y esta es la música... dedicada al gaditano que se se hace tirabuzones con las bombas que tiran los fanfarrones.

Carlos Puebla Soy del pueblo