Que dice en versión original el espía
palíndromo "yo soy" (Bond James Bond). Así anda el patio occidental. Muy agitado
y nada revuelto. Mientras en la radio hablan de populismos de derechas y
populismos de izquierdas con pasión etimológica (el populismo de centro, también
llamado consumismo, conserva su buena fama), no mencionan al lobo por su
nombre: totalitarismo. El populismo es un medio, pero no es el fin. El fin, son
Polonia o Hungría, en flagrante proceso de destruir las garantías del sistema
judicial o imponer la censura entera a los medios. Es el nacionalismo xenófobo del
Frente Nacional, la Alternativa para Alemania, UKIP y un largo etcétera desparramado
por Europa, que incluye a casi todos los países (donde por fin y gracias: España
es por ahora diferente). Hasta Suecia tiene sus Demócratas de Suecia. Al final,
se confirma que la respuesta nacionalista a la globalización y desregulación de
los mercados va a ser el discurso dominante. El nuevo presidente de los EEUU ya
apunta maneras para apuntalar la respuesta local a lo global. No obstante, el
nombre (siempre el nombre) importa y mucho.
Es el cebo el que engaña, no es
el pescador ni la caña, dice el refrán. Esto no va de populismo, nacionalismo, xenofobia,
proteccionismo y demás agasajos. Esto va del retorno de los totalitarismos.
Desde dentro de la democracia, respaldada en la democracia, pero dispuesta a
fulminar sus contenidos terminando por sus formas. Y mirando al pescador, los
liderazgos fuertes están donde están, aupados por el miedo y la falta de
respuesta. Las elites políticas tradicionales están paralizadas al no saber qué
frente atender. A los intereses que les garantizan la jubilación de oro o a los
ciudadanos que ya no se fían ni fían. Ya no hablamos de izquierda o
progresismo. Hablamos del fin de la democracia, los derechos humanos y la muerte.
Quizás hay quien piense que esto no le viene bien al dinero. Está por ver.
Muchas de las grandes fortunas españolas se hornearon al calor de las posaderas
del dictador. Al igual que la circulación de las elites políticas es más que
evidente en Europa, puede que a la vuelta de banderas e himnos se encuentre una
elite económica a la espera, cuyas bases económicas encuentren un nicho ecológico
cómodo y rentable en un mundo mosaico.
Mientras en España Rajoy practica
el pragmatismo del superviviente (sigue así y mañana ganaras), Pedro Voldemort ha
regresado desde las sombras. Lo siento por los que no apreciaron que el medio
era el fin para ellos. El medio elegido para matarlo a medias. Y da que la
tercera vía es una vía muerta. La tercera vía era un candidato para el partido.
Un candidato a medias que le faltaran las siete a menos que medie la media-tinta.
No hay actividad cerebral y en esos casos, la cosa de va de actividad
testicular por un lado y gesticular por la otra.
En Podemos es otro cantar de
gesta. A la historia pasara como la versión partido de los guisantes de Mendel.
Y no solo por andar siempre de vainas. Cuál sea el alelo dominante o recesivo, y
los caracteres finales que finalmente se expresen, ya parece que es un da igual
después de ponerse verdes entre ellos y sonrojados a los demás. Siempre tendrán
su público, como la Pantoja, pero al igual que la tonadillera lleva peineta y
bata de cola en el escenario, ellos por el escenario van en bata y con la cola
por peineta. Ahora se juntaron las dos cosas: las ganas que les tenían y las
que se tenían ellos. Menudo festín Rasputín.