Se debate el PSOE entre someter la abstención
a los militantes (opción podemita) o someter a los militantes a la abstención
(opción sodomita). La segunda se reclama como propia de la cultura de partido.
Así lo veo y lo creo: les va de popa a toda vela. Realmente son dos las
culturas que se encuentran. Por una parte, el PSOE que piensa en el Estado y
sus cosas. Son la cultura de González, institucionalizados en términos sociológicos.
La razón de estado es lo primero, y todo lo demás, lalalalalala rosas en el
mar. Ese PSOE nunca te defrauda: siempre te dejará tirado. Al naufragar la economía,
primero se salva desde el capitán al grumete, y después ya lo vamos viendo cómo
está eso de los niños y las embarazadas desahuciadas. La otra cultura
emergente, a la que acusan de estar abducida por Podemos, es la social. La que debería
arraigar nuevamente en la conciencia política española abriendo la
representación y sus decisiones.
La primera es suicida, pero conocida. La
segunda es abierta y difícil. Hay que repensar el papel del partido en una
sociedad ciudadana. Nada fácil, al obligar a volver a trazar mapas y caminos. Nuevos
compromisos. A dejar, al menos, que socialista signifique. La Fundación Ideas debió
ponerse a ello, en lugar de trillar en yermo. Pero la fundaron con los mismos hábitos
que debían refundarse y así les fue de ridículo espantoso. Nadie sensato diseña
una estación de tren ideológica y la usa de parking de políticos en desuso. Tal es la
dificultad que Podemos, de hecho, ya la ha traicionado y convertido en mero tactismo
y caciquismo.
Es evidente que los que lo han hecho no saben
lo que han hecho. El PSOE desde el 2000 ya era una horda de zombis que a ratos
bailaban la Macarena, cuando tocaban el santo poder. Parafraseando al cantante
cubano, “pueden llevar la luz sobre la frente, pero llevan la muerte en el costado”
(izquierdo). En toda la soberbia del poder, de los gobiernos, del ahora mando,
siempre me dieron una cierta pena. Solamente cascarón, solamente ruido y al
final, no lo dude, solamente silencio. Todos ya al pie del escaño, convertidos
en bufones.
Dudo que vuelva a escribir nada más sobre el
PSOE. Dejemos a los muertos descansar en paz y respetemos su memoria. Tenían dos opciones, dos canciones. Adivinen que eligieron.