viernes, 14 de octubre de 2016

Cerrado por disfunción


Se debate el PSOE entre someter la abstención a los militantes (opción podemita) o someter a los militantes a la abstención (opción sodomita). La segunda se reclama como propia de la cultura de partido. Así lo veo y lo creo: les va de popa a toda vela. Realmente son dos las culturas que se encuentran. Por una parte, el PSOE que piensa en el Estado y sus cosas. Son la cultura de González, institucionalizados en términos sociológicos. La razón de estado es lo primero, y todo lo demás, lalalalalala rosas en el mar. Ese PSOE nunca te defrauda: siempre te dejará tirado. Al naufragar la economía, primero se salva desde el capitán al grumete, y después ya lo vamos viendo cómo está eso de los niños y las embarazadas desahuciadas. La otra cultura emergente, a la que acusan de estar abducida por Podemos, es la social. La que debería arraigar nuevamente en la conciencia política española abriendo la representación y sus decisiones.

La primera es suicida, pero conocida. La segunda es abierta y difícil. Hay que repensar el papel del partido en una sociedad ciudadana. Nada fácil, al obligar a volver a trazar mapas y caminos. Nuevos compromisos. A dejar, al menos, que socialista signifique. La Fundación Ideas debió ponerse a ello, en lugar de trillar en yermo. Pero la fundaron con los mismos hábitos que debían refundarse y así les fue de ridículo espantoso. Nadie sensato diseña una estación de tren ideológica y la usa de parking de políticos en desuso. Tal es la dificultad que Podemos, de hecho, ya la ha traicionado y convertido en mero tactismo y caciquismo.

Es evidente que los que lo han hecho no saben lo que han hecho. El PSOE desde el 2000 ya era una horda de zombis que a ratos bailaban la Macarena, cuando tocaban el santo poder. Parafraseando al cantante cubano, “pueden llevar la luz sobre la frente, pero llevan la muerte en el costado” (izquierdo). En toda la soberbia del poder, de los gobiernos, del ahora mando, siempre me dieron una cierta pena. Solamente cascarón, solamente ruido y al final, no lo dude, solamente silencio. Todos ya al pie del escaño, convertidos en bufones.

Dudo que vuelva a escribir nada más sobre el PSOE. Dejemos a los muertos descansar en paz y respetemos su memoria. Tenían dos opciones, dos canciones. Adivinen que eligieron.





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