“Hegel dice en alguna parte
que la historia se repite dos veces. Le faltó agregar: primero como
tragedia y después como farsa”. Marx era un excelente lector de la
historia. Menuda novedad, vendrá a decir. Ya, pero como estamos con
lo evidente y redundante, una más que más da. El cielo es azul, el
mar salado y El 18 Brumario de Luis Bonaparte una joya preciosa. Mano
a mano con la Grandeza y decadencia del pueblo romano, de
Montesquieu. Además, si se anima, son de poca página. Ahora vamos a
lo que vamos.
El drama del País Vasco fue
la primera. Sangre y terror, tiros a la cabeza y a la inteligencia
que la habita. Ernest Lluch, Tomás y Valiente, Miguel Ángel Blanco,
tantos horrores en cualquier día. Tanto dolor para qué. Para poco o
nada en lo de dejar de ser españoles. La otra sí. Dada su buena
administración, ahora muchos españoles quieren ser también vascos.
En uno de los debates previos a las elecciones, me preguntaban si
podían votar al político del PNV, que parecía muy comprometido con
sus votantes y barriendo para ellos. Aquí el único con escoba era
Podemos, y barriéndose los pies, terminará de coche escoba de los
que no encuentran a IU por ninguna parte.
En Cataluña, al gobierno
nacionalista racionalista le ha dado por poner bombas legislativas en
un querer es poder. El mantra es sencillo. El estado no puede, el
estado no puede, el estado no puede decidir... Tamaño disparate
alucinado requiere un “algo pasa por esas cabecitas, junto al lunar
que tienes cielito lindo junto a la boca, no se lo des a nadie que me
provoca”. En plan “El viaje de Chihiro” (otra gran película)
me fui, en un viaje al otro lado, de lectura de la prensa
nacionalista y me encontré con 100 razones para en lo que están. Lo
de razones es por reproducir el titulo. Como en Alicia a través del
espejo, el Galimatazo argumental nacionalista hay que leerlo en el
espejo. Encontré que una razón para el mambo es tener canción
propia en Eurovisión, o luchar mejor contra el cambio climático. Y
por fin, en una lista enumerando cosas que recordaba las de Borges
(animales que se dibujan con tinta y pincel, animales que cantan al
amanecer) o Aristóteles (peces que se pescan hacia arriba y peces
que se pescan hacia abajo) llegué al final de las casi 100 razones.
Y cierto, estos quijotes han
confundido a través del espejo, a los gigantes con los molinos.
Sancho Panza les dice, mire usted que no son molinos, que son
gigantes. Pero ellos dale que dale Puigdemont, que no, que son
molinos de viento. Que va a ser el estado de derecho constitucional
un gigante. Pamplinas. Pues no tenemos aquí palabras mágicas para
dar y tomar.
El problema, no es el intento.
Son las consecuencias. Para más de uno el referéndum es el bálsamo
de Fierabrás que todo cura. Especialmente los dolores del cuerpo
electoral. Rajoy, pasito a pasito, está donde quería. Ya le digo yo
como sufre, de tener la ley, la razón y la democracia de su parte.
No es personal ni beneficio de partido, es derecho y democracia. Los
mismos de la ley mordaza. Esos truenos ahora vestidos de nazarenos. La
derecha catalana le ha hecho el gran favor a la derecha estatal.
Por otro lado, los anarquistas
parlamentarios catalanes son hasta simpáticos, en eso de estar locos
por incordiar. Han llevado a unos señores “embargables” hasta la
línea de vértigo. Eso tiene su merito dado que la nueva versión de
la lucha de clases se establece entre dos grandes grupos, los
embargables y los no embargables. Que la burguesía embargable
catalana baile al ritmo político de los no embargables es de “ole
tu madre”.
La pregunta es siempre la misma, para cualquier ilusión.
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