miércoles, 13 de septiembre de 2017

Galimatazo

“Hegel dice en alguna parte que la historia se repite dos veces. Le faltó agregar: primero como tragedia y después como farsa”. Marx era un excelente lector de la historia. Menuda novedad, vendrá a decir. Ya, pero como estamos con lo evidente y redundante, una más que más da. El cielo es azul, el mar salado y El 18 Brumario de Luis Bonaparte una joya preciosa. Mano a mano con la Grandeza y decadencia del pueblo romano, de Montesquieu. Además, si se anima, son de poca página. Ahora vamos a lo que vamos.
El drama del País Vasco fue la primera. Sangre y terror, tiros a la cabeza y a la inteligencia que la habita. Ernest Lluch, Tomás y Valiente, Miguel Ángel Blanco, tantos horrores en cualquier día. Tanto dolor para qué. Para poco o nada en lo de dejar de ser españoles. La otra sí. Dada su buena administración, ahora muchos españoles quieren ser también vascos. En uno de los debates previos a las elecciones, me preguntaban si podían votar al político del PNV, que parecía muy comprometido con sus votantes y barriendo para ellos. Aquí el único con escoba era Podemos, y barriéndose los pies, terminará de coche escoba de los que no encuentran a IU por ninguna parte.
En Cataluña, al gobierno nacionalista racionalista le ha dado por poner bombas legislativas en un querer es poder. El mantra es sencillo. El estado no puede, el estado no puede, el estado no puede decidir... Tamaño disparate alucinado requiere un “algo pasa por esas cabecitas, junto al lunar que tienes cielito lindo junto a la boca, no se lo des a nadie que me provoca”. En plan “El viaje de Chihiro” (otra gran película) me fui, en un viaje al otro lado, de lectura de la prensa nacionalista y me encontré con 100 razones para en lo que están. Lo de razones es por reproducir el titulo. Como en Alicia a través del espejo, el Galimatazo argumental nacionalista hay que leerlo en el espejo. Encontré que una razón para el mambo es tener canción propia en Eurovisión, o luchar mejor contra el cambio climático. Y por fin, en una lista enumerando cosas que recordaba las de Borges (animales que se dibujan con tinta y pincel, animales que cantan al amanecer) o Aristóteles (peces que se pescan hacia arriba y peces que se pescan hacia abajo) llegué al final de las casi 100 razones.
Y cierto, estos quijotes han confundido a través del espejo, a los gigantes con los molinos. Sancho Panza les dice, mire usted que no son molinos, que son gigantes. Pero ellos dale que dale Puigdemont, que no, que son molinos de viento. Que va a ser el estado de derecho constitucional un gigante. Pamplinas. Pues no tenemos aquí palabras mágicas para dar y tomar.
El problema, no es el intento. Son las consecuencias. Para más de uno el referéndum es el bálsamo de Fierabrás que todo cura. Especialmente los dolores del cuerpo electoral. Rajoy, pasito a pasito, está donde quería. Ya le digo yo como sufre, de tener la ley, la razón y la democracia de su parte. No es personal ni beneficio de partido, es derecho y democracia. Los mismos de la ley mordaza. Esos truenos ahora vestidos de nazarenos. La derecha catalana le ha hecho el gran favor a la derecha estatal.
Por otro lado, los anarquistas parlamentarios catalanes son hasta simpáticos, en eso de estar locos por incordiar. Han llevado a unos señores “embargables” hasta la línea de vértigo. Eso tiene su merito dado que la nueva versión de la lucha de clases se establece entre dos grandes grupos, los embargables y los no embargables. Que la burguesía embargable catalana baile al ritmo político de los no embargables es de “ole tu madre”.
La pregunta es siempre la misma, para cualquier ilusión.




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