El mismo día de las votaciones para constituir las mesas del Congreso alguien, espontáneamente y en un arranque de civismo irrefrenable, decide filtrar los sobresueldos de Feijoo. Importa menos el sobresueldo (que como las meigas se sospecha que existir existe) que la filtración. Y la clave está en si Feijoo sabía de la operación “Vox sin silla o no lo sabía”. De no saberlo, ya sabe que está políticamente difunto. Feijoo siempre fue herramienta para el asesinato político de Casado. Nunca fue la mano ni la auténtica pretensión. No llegó ni a la categoría de sicario del clan de “los ultracatólicos madrileños”, aunque se asegurara de pasar caja antes de meter a Casado en la caja.
Escucho mucho comentario “fermentado” en la lógica de
derecha. Así por ejemplo, el PP tiene un gran poder territorial (Ayuso, Bonilla,
el de Galicia que sí conocía al que Feijoo desconocía, Guardiola la tragadora
de sapos…) y que eso es una ventaja para la oposición. Totalmente de acuerdo:
para la oposición a Feijoo desde dentro del PP. Feijoo está tan solo como
estuvo Casado en el pasado. Aun no será, hay tiempo para que caliente en banda lo
que vendrá, pero está más quemado que las fallas del siglo pasado. Solo tenía
este tren y lo perdió, entre otros motivos por el fuego demoscópico amigo que convirtió
la predicción en una subasta al alza, peleando por quienes daban más al PP. Y
ya le digo que le dieron… antes y después.
El tiempo, siempre el tiempo. Muchos comentaristas olvidan
el tiempo. Las autonómicas y municipales fueron anteriores a las generales, con
un PP muy sobrado de estimación y pecho hinchado. Lo de después fue después. Por
cierto, ¿Qué talento equiparó los resultados de unas autonómicas y locales a
unas elecciones generales? Si es el abc electoral que cada elección tiene su
propio campo de juego.
Vox no es Ciudadanos. Por supuesto que el PP recupera parte
de su electorado, como ya ha hecho con aquel que se fue a Ciudadanos. Pero en
este caso Vox se supone que sabe que en el PP van a por ellos, mientras que en Ciudadanos actuaban
como si el PSOE fuese el enemigo sin vigilar su costado. Y aquí llega la
paradoja y la pregunta ¿Cuánto tiempo tardará Vox en darse cuenta de que el
gobernar junto al PP le desgasta y desangra? ¿Qué no es posible, como Feijoo demostró,
“sorber y soplar” la derechita cobarde? Castilla y León primero y en general después,
Vox declina por sus pactos con el PP que le debilitan mientras al otro
fortalece. Es difícil ser gobierno y oposición a la vez de los socios de gobierno,
como ya quedó demostrado en otro lado del campo político.
Si los dos actúan como ultras radicales y gobiernan juntos
¿Qué diferencia a Vox del PP? Vicepresidencias tuvo Ciudadanos a manta y así
terminaron en el “top manta”. No me quejare de la debilidad de Vox; lo
lamentable es que el PP es políticamente Vox. Si el PP habla como Vox, propone
y apoya lo de Vox, es tan ultra como Vox, gobierna con Vox, cuenta gratis con
Vox ¿para qué Vox? El ideal del PP es volver a encerrar en despachos oficiales a
los ultras de Vox, una vez reabsorbidos en el PP.
Y en estas, el más interesado en un gobierno del PSOE y
Sumar es Vox. Vox está en una posición de debilidad estructural que procede de
la trampa de los gobiernos autonómicos: debían estar, hermanos por fin llegó la
cosecha de cargos, pero en ese estar se cargan su razón de ser. Su línea de flotación
frente a su hundimiento por obsolescencia programada por el PP pasa, otra paradoja,
por cuatro años de gobierno progresista que le permitan poner proa contra tirios
y troyanos. También pueden, y no debe ser tan malo si de allí vienen, pactar mejor
que Ciudadanos la rendición orgánica y volver a antiguos cargos sin cargas, que
eso mejora la calidad de vida. Esperanza Aguirre y Abascal pueden hablarlo,
digo yo que ya saben de qué.
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