miércoles, 10 de diciembre de 2014

MUCHO RUSO EN RUSIA



Ucrania tuvo que ser, con su Crimea plateada. Ahora, más que el muro (de Berlín) importa el muro (de Facebook). Estados Unidos está en campaña por sus libertades, que no permite que se tomen otros (excepto, claro está, Israel). Expone un listado con todas las falsedades que argumentan “los rusos” para intervenir en Ucrania. Lo han hecho rápido y fácil. Ya tenían la plantilla de cuando la intervención en Iraq. Son las ventajas del rodaje. Lo cierto es que lo único muy claro es que Rusia quiere volver, que Estados Unidos prefiere usar Brumel y arrimarse en distancias cortas para evitarlo y que la Unión Europea… ¡Ay! “Que se joda la UE”. La Unión Europea se encuentra entre la espada y la pared.

Digresión. Hasta tal punto, que cuando Merkel duda a qué hora quedó, llama al amigo americano para que la CIA le envíe la copia de su agenda. No te digo el ahorro en backups que tienen los gobiernos europeos. Y eso no se valora lo suficiente. Menudo coste en discos duros tiene Estados Unidos para almacenar toda la información de sus aliados. Que si mails, que si teléfonos, que si chats… Se lo digo y lo repito. Todo ese esfuerzo por ayudar a los europeos no se valora lo suficiente. ¡Anda! Un virus ha formateado el disco y perdí los acuerdos secretos de comercio con tal país, el teléfono de aquel subsecretaria/o tan maja/o los datos sobre nuestra inteligencia en el extranjero. No problem, que para eso sabemos ingles. Llamas a Langley (Virginia) que te envíen una copia. Primero dirán que no saben de que les hablas, pero cuando emplees la táctica Gila seguro que ceden: Vamos hombre, que se escacharizó el pirulo este que hace ruido y no podemos sacar nada de nada. O lo arreglamos o volvemos al latín, y ya saben por lo del Vaticano, que no se aclaran en cuál de los cinco modelos declina y se puede liar una muy gorda. En dos días te dejan un paquete sin remite en la puerta del Ministerio y arreglado. Con suerte, igual hasta te dejan gratis un excelente antivirus. Los antivirus son como el tequila. Sabes que es muy bueno cuando lleva un gusano dentro. Eso me dijeron mis aliados y yo así me lo tomo.

Un ministro bien informado, Urmas Paet, de Estonia, le cuenta a Ashton: “Una llamada filtrada de Ashton sugiere que los francotiradores de Kiev obedecían a la oposición” (RTVE). La historia relata que el actual primer ministro de Ucrania (Arseni Yatseniuk, candidato de Estados Unidos, que se impuso al candidato de la Unión Europea Vitali Klitschkó, para expulsar al Presidente preferido de Rusia, Yanukóvich), accedió al poder en una situación al parecer provocada para generar violencia, tensar y evitar acuerdos. Se contrataron francotiradores mercenarios que asesinaban policías y opositores por igual. Al parecer la anterior oposición, ahora en el Gobierno, no tiene interés en averiguar la verdad. Parece que la Unión Europea tampoco quiere saber qué canalla dio la orden de acuñar héroes y heroínas. Mientras tanto, la Unión Europea inicia sanciones contra Rusia. Lo cierto es que ya no se sabe a ciencia cierta dónde está la espada y dónde la pared. También puede ser que la Unión Europea se encuentre entre la pared y la pared y termine siendo el relleno del emparedado. Si esta es la verdadera imagen de la realidad, Ashton y la política exterior de la Unión Europea es sin duda, el pepinillo.

Escuchaba a un analista explicando que los conflictos ahora son una cuestión de deudas públicas, inversiones y recursos energéticos. Los países están tan comprometidos económicamente unos con otros, que las violencias quedan amortiguadas por intereses superiores: ninguna élite va a una guerra para perder dinero. En el fondo está, ya se sabe, el viejo Hegel. Grecia y las hipotecas fueron el último ejemplo. El acreedor depende del deudor tanto, o quizás más, que el deudor depende del acreedor. Entre otras cosas, el acreedor tiene más que perder. Pero ese equilibrio no está tan claro. Gayo Salustio, en la Conjuración de Catilina, cuenta como tras la batalla se alzaban los llantos y las risas simultáneamente: los que gritaban y lloraban reconocían entre los muertos a sus amigos y familiares. Los que reían, se habían tropezado con un acreedor muerto. Muerto el acreedor saldada la deuda. Cuanto más debían, más fuerte celebraban. Lo que podríamos llamar ahora, todo un reseteo de las finanzas personales.

En el 2011, Pew efectuó una encuesta en Rusia, para diagnosticar el cambio social veinte años después. Las conclusiones eran muy claras: una opinión pública que desea volver a ser una potencia internacional, la expectativa de un líder fuerte que solucione el caos social y la debilidad económica. De los datos se deducía una idea muy clara: el retorno de un ultranacionalismo ruso. Y eso es una novedad interesante y peligrosa en esta nueva guerra fría. No es el viejo enfrentamiento entre capitalismo y comunismo. Son dos nuevos ismos los que ahora se enfrentan en primera fila: el orgullo nacional norteamericano y el orgullo nacional ruso. La identidad es mucho más explosiva que ideología económica dominante. No lo olvidemos: por ahora, Rusia ya no es comunista.

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