Ucrania tuvo que ser, con su
Crimea plateada. Ahora, más que el muro (de Berlín) importa el muro (de
Facebook). Estados Unidos está en campaña por sus libertades, que no permite
que se tomen otros (excepto, claro está, Israel). Expone un listado con todas
las falsedades que argumentan “los rusos” para intervenir en Ucrania. Lo han
hecho rápido y fácil. Ya tenían la plantilla de cuando la intervención en Iraq.
Son las ventajas del rodaje. Lo cierto es que lo único muy claro es que Rusia
quiere volver, que Estados Unidos prefiere usar Brumel y arrimarse en
distancias cortas para evitarlo y que la Unión Europea… ¡Ay! “Que se joda la
UE”. La Unión Europea se encuentra entre la espada y la pared.
Digresión. Hasta tal punto, que
cuando Merkel duda a qué hora quedó, llama al amigo americano para que la CIA
le envíe la copia de su agenda. No te digo el ahorro en backups que tienen los
gobiernos europeos. Y eso no se valora lo suficiente. Menudo coste en discos
duros tiene Estados Unidos para almacenar toda la información de sus aliados.
Que si mails, que si teléfonos, que si chats… Se lo digo y lo repito. Todo ese
esfuerzo por ayudar a los europeos no se valora lo suficiente. ¡Anda! Un virus
ha formateado el disco y perdí los acuerdos secretos de comercio con tal país,
el teléfono de aquel subsecretaria/o tan maja/o los datos sobre nuestra
inteligencia en el extranjero. No problem, que para eso sabemos ingles. Llamas
a Langley (Virginia) que te envíen una copia. Primero dirán que no saben de que
les hablas, pero cuando emplees la táctica Gila seguro que ceden: Vamos hombre,
que se escacharizó el pirulo este que hace ruido y no podemos sacar nada de
nada. O lo arreglamos o volvemos al latín, y ya saben por lo del Vaticano, que
no se aclaran en cuál de los cinco modelos declina y se puede liar una muy
gorda. En dos días te dejan un paquete sin remite en la puerta del Ministerio y
arreglado. Con suerte, igual hasta te dejan gratis un excelente antivirus. Los
antivirus son como el tequila. Sabes que es muy bueno cuando lleva un gusano
dentro. Eso me dijeron mis aliados y yo así me lo tomo.
Un ministro bien informado, Urmas
Paet, de Estonia, le cuenta a Ashton: “Una llamada filtrada de Ashton sugiere
que los francotiradores de Kiev obedecían a la oposición” (RTVE). La historia
relata que el actual primer ministro de Ucrania (Arseni Yatseniuk, candidato de
Estados Unidos, que se impuso al candidato de la Unión Europea Vitali
Klitschkó, para expulsar al Presidente preferido de Rusia, Yanukóvich), accedió
al poder en una situación al parecer provocada para generar violencia, tensar y
evitar acuerdos. Se contrataron francotiradores mercenarios que asesinaban
policías y opositores por igual. Al parecer la anterior oposición, ahora en el
Gobierno, no tiene interés en averiguar la verdad. Parece que la Unión Europea
tampoco quiere saber qué canalla dio la orden de acuñar héroes y heroínas.
Mientras tanto, la Unión Europea inicia sanciones contra Rusia. Lo cierto es
que ya no se sabe a ciencia cierta dónde está la espada y dónde la pared.
También puede ser que la Unión Europea se encuentre entre la pared y la pared y
termine siendo el relleno del emparedado. Si esta es la verdadera imagen de la
realidad, Ashton y la política exterior de la Unión Europea es sin duda, el
pepinillo.
Escuchaba a un analista
explicando que los conflictos ahora son una cuestión de deudas públicas, inversiones
y recursos energéticos. Los países están tan comprometidos económicamente unos
con otros, que las violencias quedan amortiguadas por intereses superiores:
ninguna élite va a una guerra para perder dinero. En el fondo está, ya se sabe,
el viejo Hegel. Grecia y las hipotecas fueron el último ejemplo. El acreedor
depende del deudor tanto, o quizás más, que el deudor depende del acreedor.
Entre otras cosas, el acreedor tiene más que perder. Pero ese equilibrio no
está tan claro. Gayo Salustio, en la Conjuración de Catilina, cuenta como tras
la batalla se alzaban los llantos y las risas simultáneamente: los que gritaban
y lloraban reconocían entre los muertos a sus amigos y familiares. Los que
reían, se habían tropezado con un acreedor muerto. Muerto el acreedor saldada
la deuda. Cuanto más debían, más fuerte celebraban. Lo que podríamos llamar
ahora, todo un reseteo de las finanzas personales.
En el 2011, Pew efectuó una
encuesta en Rusia, para diagnosticar el cambio social veinte años después. Las
conclusiones eran muy claras: una opinión pública que desea volver a ser una
potencia internacional, la expectativa de un líder fuerte que solucione el caos
social y la debilidad económica. De los datos se deducía una idea muy clara: el
retorno de un ultranacionalismo ruso. Y eso es una novedad interesante y
peligrosa en esta nueva guerra fría. No es el viejo enfrentamiento entre
capitalismo y comunismo. Son dos nuevos ismos los que ahora se enfrentan en
primera fila: el orgullo nacional norteamericano y el orgullo nacional ruso. La
identidad es mucho más explosiva que ideología económica dominante. No lo
olvidemos: por ahora, Rusia ya no es comunista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario