No
tengo planes más allá de esta investidura, debió pensar Sánchez. Tampoco
importaba. El futuro está escrito en los genes estúpidos de las organizaciones.
La noche electoral ya anunció que tendríamos elecciones a poco tardar. Una
conjunción de astros y satélites así lo indicaba. El liderazgo de facto de un
Rajoy discursivamente estupefacto, combinado con el gusto por hacer desaires y
solos de batería de Iglesias y la afición de los niños del coro (Sánchez y
Rivera) por no salirse de la foto (yo con el PP ni agua, pues anda que yo con
Podemos) nos dejaba en puertas. Las siguientes elecciones se jugarán a suelos,
abstención y transferencias de ida y vuelta. Y olvidemos los parámetros
conocidos hasta el 2011 y el “anda que…” de 2015.
Ahora
la cuestión es hasta que punto el PP está en un error de cálculo o no. Tiene un
suelo robusto, y difícil es que en horas de lamento moral y penuria electoral
bajen de los seis millones y medio. Pero eso fue antes de Ciudadanos y que los
votantes conservadores tuviesen un plan B electoral, para huir de la
financiación B del partido. Muchos de los electores del PP se forjaron en el
antifelipismo de los 90, y odian, ellos odian, a Peter Pan y al PSOE. Con ellos
agitar el que vienen y se les eriza el cerebelo. Pero incluso a esos, ahora
cuarentones, les ha madurado la calvicie, el paro y perciben la molicie de
Rajoy. El PP resiste, pero muere. Y esta puede ser la primera muerte electoral
real. La de 2004 fue un mal sueño producto de la indigestión al manipular la información
en mal estado con la que se alimentaron. Pero esta agonía es el resultado de su
propia enfermedad orgánica. Electoralmente puede mantener un pulso más o menos
estable, pero ya entró en coma político.
Podemos,
¿Qué más decir que no hayan dicho ya ellos, afirmando lo contrario? Cada día.
No cada día. Cada hora o minuto que pasa y pesa con el gobierno disfuncional de
Rajoy es un clavo en su ataúd. Han sido incapaces de percibir que el pacto a la
valenciana no va. Eso siendo bien pensados, que la intuición sugiere que
buscaban otra. Pero colegas, ya os digo que no pasará otra ola. Es “now or
never”. De aquí a la eternidad como partido testimonial. Una ocasión de moda y
circunstancia. Los restos políticos del naufragio social de una tempestad
económica. Habrá más tempestades, dado que el capitalismo produce “el niño” y
“la niña” de forma estructural en todo el mundo mundial. Pero ya no será igual,
el día después. Otra oportunidad perdida. La lección es obvia (por favor,
acento argentino o uruguayo). No es compatible ser transversal y emplear
discursos extremadamente laterales.
Ciudadanos
ahí esta. Ni mucho ni poco ni de ningún color. Que viva España y los españoles.
Que hasta aquí hemos llegado al haber venido y no marchado. Dale que dale al si
por mi fuera… En su ni chicha ni limoná puede ser el punto de encuentro de
todos los desencuentros. Por lo pronto, se vende como partido placebo, que si
bien no cura, tampoco hace daño. Les va bien en ese estar pero no hacer sentir
ni padecer.
El
PSOE no se quiere. Sí, ya sé que sé adoran para sí. Pero lleva dentro tres
heridas (M.H.) por las que se desangra en los brazos de sus electores. Siempre
hubo muchos PSOES dentro del PSOE, pero nunca la enfermedad autoinmune que padece
fue tan aguda. Sánchez sonríe y se esfuerza como los gimnastas, pero su
organización padece de lo que parece. Demasiados pareceres.
IU no
sabe ya si se refunda sobre sí misma o en otra parte. Ahora que le vuelven los
rebotados de Podemos (la casa de las mil flores regionales, aunque quede muy
chino) juega al escondite con ellos. Resulta difícil encontrarles para
votarles. Ya veremos si se centran en la izquierda internacionalista (los
parias y sinónimos, incluidos los esclavos del consumismo), que es su hábitat
natural y se deja de ir para venir.
El
mundo gira y gira en el espacio infinito, mientras que aquí, en el planeta
tierra la realpolitik, para los más jóvenes leer la wiki, ha vuelto para ocupar
todos los rincones y quedarse con el discurso de lo deseable. La tremenda
tragedia, a principios del siglo XXI, del derrumbe y arrumbe de los derechos
humanos y su sustitución por el “mí, me, conmigo”. Pero aquí, en un rincón de la
Unión Europea, un Congreso como aldea Gala, resiste y persiste en unas cuentas
que no cuentan, pero que no da. El mundo gira y gira en el espacio infinito
para los astrónomos. Para los políticos españoles todo gira y gira en torno a
sus ombligos congresistas. El hambre, el frío, la desesperación pueden esperar.
Están presentes en todas sus pociones, aunque no en sus acciones. En fin, ya se
acerca el momento de abandonar el Congreso y volver a prometer estar a lo que
importa para después, pues eso: porta.