viernes, 4 de marzo de 2016

Miedo y asco en el Congreso o la política como droga dura

A veces pasa eso. Uno mastica el chicle y es otro quien se lleva el beso. Qué se le va a hacer. Lo primero que piensas es, chicle equivocado ¡Pero hombre mastica Smint! Después lo ves en detalle y no. Es reamente un momento rumiante. Qué rumiaba Rajoy es difícil de demostrar. Un atracón de corrupción es lo más posible. En el PP esa bacanal de las mayorías pasadas forma un regüeldo que les viene a la boca continuamente. Casi siempre después de una visita mal digerida de la Guardia Civil. Está en ello Rajoy por fuera y sus “señorías de” por dentro. Rumiar es lo que queda, cuando se tienen cuatro compartimentos estomacales para digerir en dos etapas (A y B) lo que se ingresa, sea verde peseta o en euro más hacia el ultravioleta. Dejemos tranquilo a Rajoy rumiando sus miserias, mientras se lame su mayoría minoritaria.

Pablo Iglesias optó por el eructo. Al final la nueva política se ha resumido en, simplemente, nuevas formas. No por novedosas, al ser de ingenio nuevo y moderno. Ni mucho menos. Novedosas por tomar las ideas de siempre de Izquierda Unida y adaptarlas a lo enfant terrible. En la acepción más simple de “persona joven famosa que hace cosas chocantes y se comporta de forma muy diferente a lo que se considera normal”. Ya se escribió que este político acelerado ha logrado dinamitar las opciones de un verdadero futuro de izquierdas para España. Con las ganas de todos, ha llenado los escaños con cabreados que actúan como cabreados. Con intereses particulares que están a la suya. ¿Dónde quedó que la lucha contra la desigualdad y las élites no es cosa de compartimentos? ¿Qué toda la morralla somos morralla, sea con mareas o no? Llamar en Comú a los movimientos de Cataluña es ocultar la vuelta al minifundio político. Aún con beso, la cosa también rumiaba, en ese proceso de desmenuzar y disolver las fuerzas de la protesta social. Ni contratados por el IBEX podrían hacerlo mejor, tal y como trabajan para ellos.

Garzón está en momento Titanic. Unidad Popular Izquierda Unida aguantó el tirón que le daba al cuello electoral los de Podemos. En este, que ya no es tiempo de cosecha y sí de abrigo, se ofrece nuevamente en sacrificio cereal. En la larga campaña que comenzó la noche electoral, ya solo queda agarrar de la mano lo que se tiene. El parto no solamente salió de cuentas. Es que el niño está en primaria. La indignación ya no da para después. Los nacionalismos, dale INRI, contribuirán con menos. Podemos ha sido como el champan de las fiestas. Ha dado un taponazo electoral, pero la botella pierde gas por la boca. No será un UPyD, dado que IU se ofrece por nada como no alternativa. Cosas del amor y la juventud. Pero nos han desgraciado ya otra vez a los que continuamos en las plazas. Y aquí seguimos pensando que no nos representan. Ni estos ni los de antes. Las plazas deberían ser el autentico palacio. No nos vale que conviertan los palacios en plazas. No es lo mismo ni es igual.

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