martes, 6 de diciembre de 2011

La balsa de la Medusa

Théodore Géricault "La Balsa de la Medusa"
Los resultados de una encuesta de la Fundación Pew (5-12-2011) nos cuenta como 20 años después del colapso de la URSS, la sociedad rusa, ucraniana y lituana están profundamente desilusionadas con su nuevo sistema político y económico. La confianza en el capitalismo y la democracia, que causaban furor en 1991, se desvanece lentamente como el sueño que fue. Ahora ya saben lo que sucede con los políticos y las élites económicas si se les deja a su voluntad.  Y no solamente por los abusos de los que poseen el monopolio de la violencia legal. El resumen de veinte años se concluye en que la democracia y el capitalismo son perjudiciales para la calidad de vida, la justicia, la ley, el orden e incluso la moral pública. No lo digo yo. Lo dicen millones de personas exalienadas del comunismo, según la versión alegre de la historia.
 Al igual que las cajetillas de tabaco, los contratos de trabajo actuales deberían poner en el reverso: el trabajo mal entendido como explotación es perjudicial para su salud. Y en las papeletas de voto algo semejante: la política mal entendida como forma de vida de los políticos puede provocar impotencia. De todos y das, que tenemos la soberanía popular en sus horas más bajas. Y eso nos tiene indignados y das. Si de verdad funciona con los fumadores, puede tener efecto en los ciudadanos y los trabajadores. La crisis de la democracia, que no del capitalismo (¿qué le importa al capitalismo la economía o la sociedad si los beneficios crecen imparables?) nos llevará a un mundo nuevo. No mejor, pero distinto. 
Ya tenemos suficiente escuela e historia en el mundo civilizado para ignorar donde terminan las sociedades que se dejan llevar al límite; desarmadas de ideologías que ofrezcan un poco de alma al día a día. La ideología imperante es una ideología desalmada, pero fuertemente armada en lo que importa: poder, dinero y policía. Han logrado que el mundo desquiciado que nos ofrecen parezca el único viable. Y allá vamos. Lo importante continúa en el aire. ¿Puede la democracia liberal legitimar un sistema cuasifeudal de relaciones laborales? Ahora estamos en la misma deriva. Y ¿Si la democracia no puede legitimar la miseria que viene en esta sociedad de lobos que viene, de dónde? ¿Volvemos al voto censitario, donde solamente es ciudadano quien tiene? ¿Enajenamos la representación con democracias sin participación?¿Entramos en una dinámica orwelliana, con enemigos internos y externos que justifiquen los estados de excepción? (Como ya pasó con el terrorismo internacional) ¿Vaciamos aún más los partidos de ideas? (Como ya pasó con el socialismo y la socialdemocracia). Podemos continuar especulando, pero lo único cierto es que el sentido común y la sensatez será el enemigo.
Es el mundo, estúpido. Y lo se. Aquí todo empezó en la transición haciendo la de Gila ¿Oiga, es el capitalismo? Que se ponga. Que nosotros ya estamos depuestos de Marx. Y continuó como en un chiste de Eugenio. ¿Saben aquel de un partido con más de cien años de historia que el día después, antes de discutir sobre personas querían debatir sobre ideas para no tener que pensar?. Las personas son ideas con patas. Si es que creen en algo. Lo chistoso es que decidan debatir sobre unas ideas que no saben aún cuales son, en las que nadie sabe si cree o va a creer y que cuando se decidan cuales son decidirán quien las defiende. Lógico y comprensible. Según el principio de Arquímedes “un partido político que se sumerge total o parcialmente en la oposición experimenta un empuje hacia arriba (o debate de ideas) igual al poder desalojado”. El PSOE que ya abandonó la dialéctica de Hegel por la de Aristóteles a finales del siglo XX, está apunto de confrontar Aristóteles con Platón en el siguiente congreso. Platón es lo mínimo por la fuerza del empuje actual y además es perfecto para salir de la caverna. Aristóteles consideraba dialéctica los silogismos que partiendo de premisas no ciertas son solamente probables. Como “el capitalismo es el mejor sistema para producir igualdad social y mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos”.  O “da igual gato negro o blanco siempre que cace ratones”. Bueno en este caso es verdad, solamente que los ratones ya sabemos quienes somos y antes solamente lo intuíamos. Palabras, palabras, palabras. Leo que Felipe González vuelve. Ya que me alegro. Gracias a sus primeras podas ideológicas y abonado mediante leyes complacientes de la derecha económica, política y religiosa, conseguimos el precioso partido bonsái que tenemos ahora. Que menos que pueda comprobar si coincide con lo que imaginó para el futuro y añadir si toca algún retoque.
Dice un nuevas generaciones del PSOE (según El País) que los que quieran ponerse a la izquierda del partido van a tener que ser maoístas. Éste no es Gila ni Eugenio. Es más Muñoz Seca. Pues no tiene descampado el PSOE a la izquierda. Si construyes adosados te haces diez Torreviejas (Alicante) y un Seseña hasta llegar al límite del área de taxis de IU. No se han enterado. Bueno algunos sí, pero ya no. En el 2000 los votantes del PSOE se abstuvieron. Castigaron como en las europeas del 1994: no votando. Ahora ya no es lo mismo. Ahora se han marchado a otros nidos, a otros brazos. Antes fue “ni contigo ni sin ti” tienen mis males remedio. Ya no. En 2011 han dicho “paso de ti”. Los oteadores de la moda buscan saber quienes se marcharon, con quién y por qué. A lo Perales: “Y quien es él y en que lugar se enamoro de ti”. Me permito una contribución de Shakespeare al debate de ideas (Romeo y Julieta, soneto 116). Cada cual que sustituya por socialismo lo que toque.
“El amor no es amor
si al enfrentar la alteración se altera,
o flaquea cuando el que parte se aleja.
Oh, no, es un faro siempre en pie,
que ve pasar las tempestades y nunca es derribado;
es la estrella para el navío a la deriva,
de valor desconocido, aunque se mida su altura.
El amor no es juguete del tiempo…”
Han dejado a Rajoy con el manos libres. Ya puede mandar a voces. Aunque nadie conoce realmente a nadie. En el PP se debaten entre la llamada de la selva (gente de Aznar) y LA LLAMADA. En mayúsculas. La llamada es un misterio. A unos les lleva a ser ministros de Dios. A otros del gobierno. A los primeros les sorprende en cualquier afán. A los segundos les encuentra ocupados esperando con el afán de ser llamados. Aquí el debate no es de ideas, sino de nombres. Justo el calco en carboncillo con el PSOE, recalco. Dicen que vuelve Cañete, el de las vacas locas. Ana Pastor (no la del pañuelo) y otros muchos y chas. Menudo “Déjà vu” nos espera. Todos y das paramnésicos perdidos. Es la consecuencia de ir para atrás en tantas cosas. En poco, la cuestión de género llega al degeneró: “champán y mujeres” gritaban en Valencia. No se corten, que pago yo. Y usted.

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