La última crueldad del PP. Se entera de su despido por la
prensa mientras hacia Heliski en Canadá. Ya no hay maneras ni educación. Peor
aún. ¡Continuaba cobrando sin saber que estaba despedido hacía años! Ni
corazón. Tenerle cobrando cuando ya estaba parado. Y él como podía saberlo. Le
pagaban su sueldo con sus retenciones de IRPF y ya estaba en el paro. Todo a
sus espaldas. Le pagaban las cotizaciones de la Seguridad Social mientras le
ocultaban que ya estaba despedido hacia tiempo. Qué canallas. Tenerle despedido
a traición. Y él in albis. No oculto mi preocupación. ¿Cuántos políticos hay
realmente parados y no lo saben? Me desespero por ellos. Pobrecitos. No saben
que están “de lunes al sol” porque tienen su sueldo todos los meses de guardar y
sus cotizaciones. Y no se pueden confiar. Al pobre Bárcenas le hicieron todo un
montaje para que no se diese cuenta: tenía un espacio para sus cosas en la sede
y una secretaria que recibía sus llamadas.
Por eso, cuando llegó al aeropuerto, “bata de cola y
peineta, la reina del carnaval” le maltrataron como si estuviese desempleado y
pidiera un crédito al banco sin garantías. Quiero decir sin garantías él. No el
banco. Las garantías del banco las ponemos todos (responde el gobierno del crédito
a la banca) incluido el desempleado que pide el crédito sin garantías. Es que
me lío. El desempleado sin garantías es el que garantiza el crédito del banco
con el otro banco central, que se lo da con la garantía de que el desempleado
sin garantías perderá lo que no le queda si el banco que no le da garantía al
desempleado por lo del crédito. Por fin lo expliqué. A lo Guindos-Montoro. Pero
ustedes comprenderán que no es fácil hacerlo difícil.
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