martes, 12 de marzo de 2013

Santa Marta tiene tren

En directo la chimenea. De repente comienza a arrojar un humo negro y químico que pone los bronquios de punta. No es una refinería, aunque puede que sí. Pero de otra manera más antigua y elegante. Esta claro que en la Teocracia vaticana la normativa medioambiental deja mucho, mucho que desear. El color del humo ya da pistas sobre la digestión espiritual que allá adentro, en los intestinos, se está desarrollando. 
Y sospecho que no hay tratado de extradición. De lo contrario era el lugar ideal para una redada de la brigada de delitos contra de libertad sexual. Difícil encontrar tanto encubridor de pederastas por metro cuadrado. En fin, son unos pocos días los que el mundo podrá respirar tranquilo: mientras estén bajo llave. Lástima que luego salgan...
Escucho en la TV a un algo por el partido socialista,  acuñado en la era zapatero, hablando de millones de maltratadas en España. Estoy dispuesto a aceptarlo si incluye monjas y conventos y estudiantes "estudiantas" maltratadas por Wert. En caso contrario me parecen las cuentas del Gran Capitán. Hay una generación de políticos que hacen política de buen ver, y se ve que lo llevan de serie. Hablan igual de mecanizados en los tópicos mujer y ayuda al desarrollo. Y llegan a transmitir la impresión de que las mujeres son inferiores. No me pregunte la razón. Es un aroma que llega cuando te has dedicado a la investigación cualitativa. Algo referido a nuevos usos de viejos productos...
No se cómo hablando de Papas terminas, quieras que no, hablando de tortillas masculinas y de "progresistas" que buscan la igualdad mediante la desigualdad. De ser formación leninista, vale que tira. A peor, mejor. Pero parece que no. Va de discriminación positiva por la igualdad. Hay que estar algo alienado para afirmar este oxímoron. 
Sin problemas. Ya sabemos que hay progresistas de izquierdas, progresistas de derechas o conservadores de progreso y progresistas conservadores.  Que ya el nombre cambió con el cambio de siglo y de milenio.
Volviendo a los orígenes, déjenme que les explique la razón de llamar Santa Marta a la residencia cardenalicia. Fácil, todo el mundo sabe que tiene tren, pero no tiene tranvía. Así se aseguran que no llegue un tranvía llamado deseo y terminen la cosa con faldas y a lo loco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario