La
tecnología ha amplificado las potencialidades de las acciones humanas e
inhumanas. Al igual que los
altoparlantes sirven a las dos manos y no se cuida del mensaje, las tecnologías
aumentan los efectos de la estupidez humana. Pocas conclusiones son tan
concluyentes como que el todo es mayor y distinto que la suma de las partes. La
estupidez que alcanza el ser humano globalizado es de tal magnitud y naturaleza
que sobrecoge. Una estupidez que ya no disimula y que ahora es causa de orgullo
interconectado.
Todos
vamos hacia el nuevo mundo que nos espera con los ojos bien abiertos. Atraídos
como las polillas a la destrucción. Lo que se denomina auge de los movimientos
autoritarios son simplemente el reconocimiento en la forma. El fondo nunca
desapareció.
Trump
es el ejemplo. Se cansó de pagar políticos y sus campañas para que hicieran el
trabajo por él. Ahora, ya lo vio, no hacen falta excusas. El señor Burn y su
lema de campaña, lo mío para mi y lo tuyo también, arrasa en política USA. No
menos en Europa y el mundo en general. Esto es el contexto, para el pretexto ya
nos bastamos solitos.
Rajoy
“el inane”, rodeado de reliquias corruptas de Santa Interesa, muchas desveladas
por reveladas, recibe el apoyo de un votante pensionista para quienes el futuro
es ahora. En una playa cualquiera, en un balneario cualquiera, incluso con una
pensión cualquiera. Debajo de los adoquines están estos votantes conservadores.
Es la talla que da atendiendo a todos los detalles. Nos arrastra un capitalismo
medio muerto, pero también una España con pulso de medio pensionista y
prejubilada.
Lo
que pasa en Barcelona es cosa de “comunistas, anarquistas y antisistema”. ¡Qué
miedo! A veces olvidamos quiénes ganaron la transición y quiénes la continuaron
perdiendo. La ganó la peor iglesia, el caciquismo, las ideas más rancias, el
chantaje militar de entonces. Franco dejaba todo atado y bien atado. Las élites
de la izquierda se ocuparon en dejar a los movimientos sociales maniatados. Grandes
hijos de padres magníficos, como Maravall hijo, afirman que lo hicieron todo excelentemente
y pusieron las bases del futuro democrático. Ese mismo que ahora vivimos. Para
qué se lo voy a explicar a usted cuando la frase se explica sola. Eso sí. Todos nuestros demócratas con asiento de representación por vía de partido, tienen derecho, cuando el camino termine, a la frase “vivieron una buena vida y plena,
pues mientras sirvieron se sirvieron y así viviendo vivieron”.
La transición a la democracia y olé, de palio y pandereta, léase gobiernos socialistas postmarxistas equilibristas, así nos
dejó: avergonzados de decir que no a la versión más absurda del sentido común.
Aquella que afirma todo va bien mientras aquí estemos y el tiempo pase. No
importa dónde vayamos, no importa para qué. Abrazamos colectivamente el
desastre con la promesa de que, al menos, para nosotros no será hoy, no ahora. Sánchez se disculpa por llamar indigno al que si no lo es lo parece que sí lo es. Maestre pide perdón a la caspa por llevar sujetador allí por donde la vía láctea derramó Hera. Si Hera hubiese llevado sujetador no quiero ni pensarlo.
Tanta
estupidez servida en genérico o específico, son los prolegómenos de un futuro
lleno de ira. Esperamos lo mejor mientras trabajamos para lo peor. Es el lema
de estos tiempos. El abono de la nueva vendimia. Steinbeck, el maestro, puso el listón demasiado elevado. Pero la intención entonces y ahora es la misma "Quiero colocarles la etiqueta de la vergüenza a los codiciosos cabrones que han causado esto". Por lo pronto, la historia la continúan escribiendo los cabrones codiciosos que han causado esto.
La metamorfosis (Carlos Cano 1983)
Después se dedicó a la copla...