Permítanme reproducir aquí y ahora una entrada de abril de 2013.
Dice la ‘Wiki’ que “El picor es un hormigueo peculiar o irritación
incómoda de la piel que conlleva un deseo de rascar la parte en cuestión”.
Cuando te pica, te rascas. Es un mecanismo universal, aún poco conocido. Y con
todas las prevenciones a las metáforas organicistas, cuando a una sociedad algo
le pica, y pica mucho, su instinto es rascarse. Tomando como política lo que
hacen los políticos, la política española pica. De ahí la razón de ser de los
“escraches”, que aumentan con lo picajosos que se han vuelto en la derecha, sea
UPyD o sea PP (antes CP, antes AP, antes demócratas orgánicos). Tan de
democracia orgánica, que entre ellos les va lo de yo te rasco la espalda y tú me
la rascas a mí. Los demás que se rasquen el bolsillo.
Un señor Delgado
al parecer dijo horrorizado de un “escrache”: “¡Querían que rompiera la
disciplina de voto!”. Gallardón saltó escandalizado: nunca vio tamaña violencia
a la libertad de un diputado para votar lo que le obliga la disciplina de su
partido. Ya van varias que escucho a este Ministro y en el arranque me digo
¡qué bien dicho! para después concluir, cuatro palabras después, en “esto no es
una pipa”. Dice este hombre de bien que los “escraches” son malos de la
malhería. ‘¿Para qué sirve votar?’. Y eso me pregunto yo. ¿Para qué sirve votar
si después hacen lo que creen que deben hacer y no lo que comprometieron? Pero
no va por ahí, no. Opina que votar sirve para que después no puedas protestar.
Un votante de bien no debería hacerlo. Para eso están los abstencionistas
antisistema perroflautas “que-te-arranco-la-cabeza” (al perroflauta).
Perla tras perla
te emociona. ‘¡Han pasado el límite: están violando el domicilio!’. Es visual y
literal. Ves a la policía arrancando verjas. Un señor con una maza golpeando
puertas. Señoras mayores siendo arrastradas fuera de su casa. Ancianos que
avalaron a sus hijos y con su domicilio pagado hace años, tirados a la calle
llorando. Por fin el ministro de justicia ve como violan los domicilios de la
gente. Pero esto no es una pipa. A Gallardón le molesta el ruido en la calle de
los diputados. Y un disparate tras otro; y esos los del escaparate. Mejor no
pensar lo que sueltan en privado. La reacción con los “escraches” es un síntoma
más del aislamiento e intolerancia de esta rancia derecha. Consideran que no
hay nada que hablar. Cuando analizas los contenidos que la palabra ‘democracia’
tiene para los líderes del PP, en la forma como la conjugan, comprendes que
esto no es una pipa. El PP está retornando a sus orígenes ideológicos en AP. La
misma edad de sus ministros da pistas.
Lo curioso es
que a la niña de Rajoy ahora se suma el niño de Felipe González. Es un
melodrama que los peques se asusten con el ruido de la realidad. La diferencia
es que unos niños irán a Puerto Aventura para sacarse el susto del cuerpo y a
otros los sacaran por la puerta a una aventura que asusta. Mejor me explico
mejor. Hay quien no se quiere enterar. Todo ha cambiado. Mucho y rápido. Las elecciones
ahora no son, por lo general, entre lo correcto y lo incorrecto. Casi todo es
incorrecto en un sentido u otro. Es horrible asustar a un niño en su casa. Es
horrible echar a mil niños de sus casas (de su colegio, de su entorno, de sus
amigos, de su hogar). La opción ética es ordinal. Malo es una cosa, peor es la
otra. Y puestos a defender algo, entre lo malo, defender a los que están peor,
son más débiles, solamente les queda molestar para no dejar de ser. Para ser
oídos. Eso bajo la premisa de que todos somos iguales como seres humanos. En la
derecha ya hace tiempo que no se la cogen con papel de fumar. Ya saben que esto
no es una pipa. Para ellos, es la representación de una pipa y “contrahacen” lo
que de ella dicen.
Cada
vez que hablan se destapan. Sáenz de Santamaría y otros
políticos llevan una doble vida. La profesional, que es su trabajo en política,
y luego esta su vida personal. No quiere llevarse trabajo a casa, por eso de la
conciliación familiar, y rechaza que lleguen los ciudadanos (su trabajo)
pidiendo a su puerta. No entiende que la molesten en su vida personal. En ello
hay un profundo desconocimiento de la naturaleza de su trabajo. Como diría
Marx, está alienada. Su trabajo, por desgracia, es la vida privada y personal
de los demás. Nada hay que haga en sede parlamentaria o de Gobierno que no
altere drásticamente la vida que viven y como la viven millones de españoles.
Es, sin embargo, otra muestra de las diferencias entre políticos y políticos.
Hay alcaldes y concejales, de municipios pequeños, que sí tienen muy presente
de siempre como alteran la vida de los ciudadanos: vados, basura, agua,
limpieza de calle, parques... Y como a todos no satisfacen, soportan las malas
miradas de algunos vecinos, sus parejas no pueden comprar aquí o allí; en ese
restaurante no, que igual nos escupen en el café. Día a día y mientras les
recuerden. Rostros girados, bocas torcidas e incluso el familiar de otro
concejal te puede poner verde a nada que te encuentre. Sufren “escraches” en la
cena de navidad. Son políticos en política de contacto. Y saben que el
privilegio de poder alterar la vida de los demás se paga con la forma en que
puedes vivir tu vida cotidiana, dentro de la cotidianidad de los demás. No pasa
eso con las señorías de las cámaras (altas y bajas). Parece que su vida
cotidiana está a salvo de los cotidianos. Los ciudadanos son números en el
trabajo.
Pero ya lo
solucionaron. Interior ha dictado una orden de alejamiento de los ciudadanos,
que no podrán acercarse a menos de 300 metros de los domicilios de los
políticos. Continuación lógica de vallar el Congreso. La lectura es evidente.
Cuando lleguen las elecciones y vengan a los barrios, los parques, los
polideportivos o nos pongan sus fotos en la puerta de casa, para explicarnos lo
que les parece, tengan la precaución de no acercarse a menos de 300 metros del
mitin. Recuerden a lo que se exponen con la orden de alejamiento.
Bañez es el
mayor exponente de los misterios de Fátima: ¿Qué hace esa señora de ministra?
¿Más aún, qué hace? Los jóvenes que se marchan al extranjero
practican “movilidad exterior”. ¿Y no se le mueve nada a esa señora en el
interior cuando dice eso? La pregunta, cuando les escuchas y les ves es siempre
la misma: ¿No tienen ningún familiar, amigo intimo, alguien que de verdad aprecien,
en proceso de desahucio, desempleado de larga duración, o con sus hijos
emigrando con un titulo por delante y la miseria por detrás? Y esto va de
respuesta múltiple. De verdad, ¿no les duele? Y sus chorradas como pican. Otros
en el PP viven no dos, hasta tres y más vidas, dependiendo de sí participan o
no en la trama. Y estoy de acuerdo con su explicación de la contabilidad, los
papeles de Bárcenas y los sobres. El problema del PP es de transparencia. Son
demasiado transparentes.
Y lo
divertido dentro de tres años. La intención de voto al PP y el PSOE hundidas y parejas. Los
minoritarios están por cambiarse el nombre y la democracia cada vez menos pipa.
Al menos en el PSOE parece que están por abandonar la versión oficial. Incluso
han dejado de ser complacientes y ridículos con alguna institución. La
responsabilidad final no es del irresponsable. Le dejaron hacer tras un telón
cerrado de silencio y sumisión, de tal modo y forma, que se desquició. Caído el
velo, está desnudo y con el culo al aire. Pero realmente nunca fue
responsabilidad del irresponsable; los irresponsables fueron los que dejándole
hacer, con sumisión y arrobo, le acompañaron a su ruina. Todos somos hombres e
iguales en naturaleza. Según mis noticias, a día de hoy, no tenemos dioses paseando
por la tierra o habitando instituciones. Y al final, tarde o pronto,
descubrimos que esto no es una pipa.