miércoles, 16 de diciembre de 2015

Un presidente casi decente



Magnifico Pedro Sánchez. Como opinión profesional y personal. Profesionalmente, ha dado un golpe de agenda con efectos coyunturales importantes. No podrá modificar las tendencias estructurales que mantiene a flote a Podemos o Ciudadanos, pero se ha situado en el centro del escenario preelectoral, se habla de él (una imagen mucho más asertiva) y, con certeza de más de 30 años en esto, puesto freno a la sangría. En lo personal, debo agradecerle que le dijese de forma suave y educada, parte de lo que pienso al actual presidente. No se marchará sin que le hayan dicho a la cara lo que es y ha sido (como se fueron Aznar o Zapatero, por ejemplo).
Puestos a perder las formas, este gobierno las perdió mucho antes. Las mil y un manera como ha faltado al respeto a los ciudadanos dan para un Kamasutra de las ofensas y la desvergüenza. La política del PP traspasó hace tiempo la violencia verbal (perros flauta, y otras perlas) para alcanzar la violencia física (desahucios, cargas policiales, despidos, etc.), y aún psicológica (la mujer para ser mujer debe ser madre, Gallardón hijo dijo). Poco le describió Pedro Sánchez para lo que tocaba decirle.
Sale al poco Pablo Iglesias dando misa como siempre. Las buenas formas y la buena educación son su bandera. Son buena gente. En esa neblina de palabras, palabras y rezo de mantras (somos nuevos, somos diferentes, somos mejores, somos la ostia con hache y sin hache. Al fin  y al cabo, dan refugio a los desamparados de las clases medias vendiendo que son puerto franco de la izquierda y la derecha). La saturación discursiva es tal, que se puede predecir con el 99,9% de probabilidad (está el riesgo de que tosa). Tengan por cierto que cuando llegue el momento, tendrá sentido de Estado y, faltaría más, hará lo que sea necesario hacer para ser. Ya sé ve que no tiene nada que ver con un nuevo mundo (oportunidad para tirar de youtube y escuchar una buena música y de paso comprender que latía en el 15 M). Al final, llevar camisa arremangada y no llevar corbata es una cuestión de “look personal”. Llevar o no llevar. Nada detrás. Su alma política es otra aunque aún no tenga caspa. Así se entiende el abandono de la democracia asamblearia, la delegación en Carmena, Colau, Oltra, o las mareas la faena de tratar con la “paparda” local. Una sugerencia. Puestos a decir nosotros lo propusimos primero (renta básica, negociación de la reducción del déficit) debería recordar a Izquierda Unida.
Siendo cuestión de formas, repasemos que cada uno es un caso. Rajoy está en excelente forma, al menos física. Sus datos de andariego están en 11 cruceiros y medio por hora. En Galicia y Portugal, expresado en kilómetros, un cruceiro es la distancia media entre dos cruceiros, en una parroquia estándar en términos de religiosidad. De haber hecho de un tirón todo lo andado en veinte años, en dirección nordeste, ya estaría donde nos gustaría verle. Las ideas de Pablo Iglesias ya hace tiempo que perdieron su forma original. Exactamente igual que la perderá su grupo parlamentario. Considerando su “aura”, es la reencarnación de Esperanza Aguirre, en versión profesor de CCPP y sin la “nobleza” de esta. Rivera se arrulla entre los datos de las encuestas, y no hay forma de que se despierte. Hombro con hombro con Pablo Iglesias en la regeneración, y trasero contra trasero en la forma de ver el mundo. En ese “entre dos aguas” lo único claro es quién maneja su barca. No tengan prisa, ya les "oirán" hacer.

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