Por
Alicante hay una política que se le ocurrió, con el calor del levante, que
podría decir lo que quisiera; y como peatón a pie de calle que lo dijo. Querida
y valiente amiga. Recuerda siempre lo que otro colega escribió en su
experiencia mayor. Aquí, cuando de los grandes de España se trata (banca,
iglesia, ejército, monarquía…) siempre se ha de sentir lo que se dice, y nunca
decir lo que se siente. La economía doméstica no da para tantas costas. Hay que
recordar que España no es Andorra o Suiza, dónde me cuentan que no se gasta en
costas. La libre opinión en España, desde la llamada izquierda, continúa siendo
más asunto de guerrilla que de trinchera.
Usted
que ha recalado en este blog, quizás por primera vez y de seguro por última,
sabe de cierto que su principal intención (del blog) es hacer amigos. Nadie
puede señalar que en estas páginas se vertiera la más leve crítica o comentario
negativo. Por el contrario, todas fueron bien recogidas en una frase u otra. La
acogida no tiene cuento, ni ajuste de cuentas. Y en ese deseo innato de buscar
el beneficio del aprecio de tanto prócer patrio (nacional o nacionalista), no
se han escatimado jamás elogios a los bárbaros éxitos de nuestros líderes de
derecha, de centro y del más allá.
Difícilmente
nadie podrá decir que se escribió aquí una palabra más alta que otra (toda en
Font 11, de corrida y parada), ni que escuchó de mi boca queja alguna. Y sin
embargo, hay opiniones que afirman que aquí se escribe siempre para el otro, la
otra, este o esta, ese o esa, aquel o aquella. Tanto común acuerdo ciertamente
causa congojo al disminuir el número de perchas donde colgar la legítima
aspiración de medrar, que todo vecino e hijo de vecino, sobrino de vecino,
nieto de vecino y demás parentela lleva de natural.
Digámoslo
entonces a los cuatro vientos, aquí lo tenemos muy claro. Mañana hablaremos bien
del Rey (puesto y depuesto), de la Reina (puesta y depuesta), del Gobierno
(siempre en deposición supina), la bandera y señora de. Continuaremos, como
siempre “haciendo amigos”.
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