De repente, una alegre herejía. Todo el mundo sabe y conoce el
sentido y sensibilidad del Bolero de Ravel. Una espiral erótica con final
feliz. Colomer la lleva al otro lado del espectro y celebra la navidad en
blanco. En otros tiempos, le hubiesen quemado con mecheros de yesca. Ya se
que la conocen, y saben que está bien trajinada musicalmente. Y si no, ustedes mismos.
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